martes, 19 de octubre de 2010

Un Jueves cualquiera en la firm

Alrededor de las 20:30 nos citamos unos pocos componentes de la firm en la NM para dar la bienvenida a nuestro camarada J. de Barcelona que andaba pasando unos días por nuestra querida ciudad. Lo típico, saludos y preguntas de rigor y alrededor de las 21:30 marchamos hasta una pizzeria a saciar nuestra hambre y cargar nuestros estomagos ante la dura noche que nos deparaba la visita de nuestro camarada.

Durante la cena algún cientifico comenta la posibilidad de hacer una rápida parada por la peña del Talibán y tomar una copita y a la casa. Algunos rapidamente se borran de la lista de convocados, los más lanzados dicen que una copita no hace daño...y que para las 1:00 estamos recogidos en casa.

Tras acabar la cena y dejar la cuenta finiquitada, esta vez no hubo sinpa, nos despedimos de los camaradas que tomaban rumbo al sobre y tres miembros de la firm acompañados de nuestro hermano de BCN ponemos rumbo a la peña del Talibán. LLegamos sin ningún tipo de problemas y en escasos par de minutos ya teníamos en nuestras manos vasos anchos rellenos de los mejores licores, que nuestro bar-man Salvador sabe servir como nadie en el centro de esta ciudad. Lo que empezó como una copita en el Talibán, dió continuación a un peregrinar por bares y discos del centro de la ciudad en los que los componentes de la firm pudieran pasar una agradable noche de diversión. La cosa se complicaba un poco, parece que Odin no quería que fuesemos de fiesta, el ambiente por el corazón de la ciudad brillaba por su ausencia...pero los chicos ya estaban dispuestos a pasar una buena velada de cubatas con nuestro camarada J. y nada ni nadie debería de impedirlo, mientras caminabamos en dirección a otra discoteca, el lider dejó caer como el que no quiere la cosa y si vamos a DK, nos miramos breves instantes y el resultado era claro, 3 caras sonrientes y 1 de duda, no había lugar a dudas, DK era nuestro destino. Nos despedimos de la zona céntrica de la ciudad para poner rumbo a la costa.

Tras unos breves 15 minutos de trayecto escuchando Los Chichos, los chicos estamos plantados en la puerta de la disco adquiriendo una buena botella de licor de whisky afrutado para amenizar la noche. Una vez dentro de la disco pues lo típico, nos dejamos caer por nuestra zona favorita, la barra. Decidimos llamar a nuestra botella A.C.A.B. ante la mirada atónita del camarero que se preguntaría que coño significaban esas siglas que le decían los tarados esos...empezamos a saborear el whisky afrutado y a dejarnos llevar la música...el resto os lo podeis imaginar. 

Noche auténtica con nuestro camarada J. que esperamos repetir dentro de muy poco, pero esta vez en su ciudad.

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